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Solo en Dios hay una Verdadera Transformación…

El Octavo Paso de CoDA establece: «Hicimos una lista de todas las personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño causado». Este paso es crucial ya que implica responsabilidad, reconciliación y reparación, que son elementos esenciales en el proceso de transformación espiritual.

Desde una perspectiva que considera que solo en Dios hay una verdadera transformación espiritual, este paso puede interpretarse como un acto de obediencia y sumisión a la voluntad divina. La Biblia enseña que la reconciliación y la reparación son actos que reflejan el amor y la misericordia de Dios, y nos llama a buscar la paz y la reconciliación con nuestros semejantes.

Mateo 5:23-24, puede servir como base bíblica para este análisis: «23 Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.» Este pasaje ilustra la importancia de la reconciliación con los demás antes de acercarse a Dios. Refleja la idea de que la verdadera transformación espiritual implica no solo la relación con Dios sino también las relaciones con los demás.

Santiago 5:16, también refuerza este concepto: «16 Por eso, confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.» El acto de confesarse unos a otros y orar por la sanación resalta la importancia de la comunidad y las relaciones en el proceso de transformación espiritual. La responsabilidad y la disposición para reparar el daño causado son expresiones de humildad y amor al prójimo, cualidades esenciales en la vida cristiana.

En este sentido, el Octavo Paso de CoDA, bajo la luz de la convicción de que solo en Dios hay una verdadera transformación espiritual, nos lleva a un proceso de reconciliación y reparación que refleja los principios bíblicos del amor, la humildad y la responsabilidad. Nos invita a buscar la paz con aquellos a quienes hemos ofendido, reconociendo que la transformación espiritual es un camino que se recorre tanto en la relación vertical con Dios como en las relaciones horizontales con los demás. (Alpha).